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Los asedios de Faluya: el primer asedio 12 diciembre, 2006

Posted by marconius in El problemático Oriente.
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Faluya ha sido un quebradero de cabeza para las fuerzas ocupantes bastante antes de los brutales asedios que sufrió durante el 2004. Su posición estratégica y su progresiva conversión en uno de los principales focos de la incipiente insurgencia la enfrentó pronto con la ocupación, una ocupación que estaba más que dispuesta entonces a aplastar de forma expeditiva cualquier conato de sublevación pues, además de lidiar con la díscola ciudad, contemplaba atónita el surgimiento de una resistencia tan fuerte como inesperada en las zonas sunníes de Irak, que siempre se había obstinado en negar o que había tachado de «terrorismo», y que le disputaba sin embargo el control de numerosas ciudades del país tan sólo un año después de la caída del régimen de Saddam, a lo que hay que unir la revuelta chií de Muqtada Al Sadr.


Faluya antes del asedio (Fuente: kaosenlared.net)

Faluya se sitúa a 65 kilómetros al oeste de Bagdad, en la provincia de Al-Anbar, en la orilla izquierda del Eúfrates. En su día contaba con una población de entre 300.000 y medio millón de habitantes, de mayoría sunní, y se la conocía como «la ciudad de las mil mezquitas». Es la primera población de gran tamaño que puede encontrarse saliendo de Bagdad por el oeste, por la carretera del Eúfrates.

Esa carretera (autopista) atraviesa el centro de Faluya y tiende sobre el río uno de los dos puentes que hay en la ciudad. Después sigue, y a la altura de la capital de Al-Anbar, Ramadi, se bifurca y se dirige al norte hacia Al-Qaim y Siria, siempre a orillas del río, y al oeste hacia Jordania. Este primer trazo de carretera, desde Bagdad hasta Al-Qaim pasando por Faluya y Ramadi, ha constituído una de las tradicionales zonas de resistencia en Irak, como escenario de numerosos ataques contra tropas estadounidenses y como vía de comunicación para los propios guerrilleros iraquíes y también para los combatientes extranjeros que penetran en el país desde Siria.

Comienzan los roces

Sin sufrir especialmente durante la invasión, las tropas ocupantes norteamericanas, no obstante, se ganaron pronto el odio de los residentes de Faluya. El 29 de abril del 2003, recién invadido Irak, tropas estadounidenses destacadas en la ciudad abrieron fuego contra una manifestación de civiles que pedía la retirada de los norteamericanos de una escuela ocupada y usada como cuartel militar. Murieron 15 personas, seis de las cuales eran niños, y al menos 45 más resultaron heridas de diferente consideración. Sucesos parecidos pero de menor gravedad se repitieron poco después.

A partir del mes siguiente Faluya se convirtió en una de las primeras áreas letales para los ocupantes. En noviembre un helicóptero fue derribado cerca de la ciudad, causando la muerte de 16 soldados, y en enero del 2004, 10 soldados más morían al ser derribado otro helicóptero, al tiempo que en la ciudad las fuerzas ocupantes volvían a reprimir violentamente nuevas protestas causando más muertos.

No obstante, lo que finalmente encendió las iras estadounidenses fue el asesinato de cuatro contratistas norteamericanos en las calles de la ciudad, el 31 de marzo del 2004, tras lo cual un gentío quemó los cuerpos de los fallecidos y los colgó de un puente, en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo, que conmocionaron a la opinión pública estadounidense al recordar las de Mogadiscio de 1993 y que la hicieron preguntarse por primera vez si realmente los iraquíes querían a los norteamericanos en su país.

«Operación Determinación Vigilante»

Fue entonces cuando, con el nombre de «Operación Determinación Vigilante», varios miles de estadounidenses y tropas iraquíes intentaron infructuosamente tomar al asalto Faluya durante tres semanas. Los combates y bombardeos de aviación y artillería, según estimaron fuentes como el Dr. Rafa Hayd al-Issawim, el entonces director del hospital de Faluya, causaron entre 600 y 700 muertos iraquíes, la gran mayoría civiles, y 1.250 heridos, así como decenas de muertos más entre los marines atacantes, quienes rodearon la ciudad, destruyeron barrios enteros, aislaron al principal hospital (situado al otro lado del río) del resto de la población, y sembraron la zona de francotiradores que abrieron fuego indiscriminadamente tanto contra civiles como contra ambulancias. Al menos un batallón del entonces recién creado ejército iraquí se negó a pelear, en el que fue el fracasado primer intento de vincular a tropas iraquíes en operaciones de seguridad.

Finalmente, a finales de abril, las tropas estadounidenses se retiraron después de negociar con los resistentes, y entregaron el control de la ciudad a tropas iraquíes lideradas por un antiguo general del ejército de Saddam, Jasim Mohamed Saleh.

Cadáveres de los contratistas (Fuente: El Mundo.es)

En Faluya aparece como tal la resistencia iraquí

La repercusión del primer asalto fue grande. Para empezar, las fuerzas norteamericanas habían fracasado en su intento de tomar la ciudad. Además, la situación en el resto del país se había vuelto muy difícil: aparte del fallido asalto a Faluya se había tenido que llevar a cabo otras operaciones similares en varios barrios de Bagdag y en la ciudad de Baaquba, y los chiíes capitaneados por Al Sadr se levantaron en Nayaf, Kufa, Kerbala, Hilla, Diwaniya, Kut y la barriada bagdaguí de Ciudad Sader, conflicto en el que se vieron también implicados los contingentes polaco, ucraniano e hispano-centroamericano, y que no se solucionó totalmente hasta agosto.

Por otro lado, las recién formadas fuerzas iraquíes se revelaron inútiles. Y aún más, el Pentágono se vio obligado a reconocer ante el mundo entero la existencia de una fuerza enemiga beligerante, con la que tuvo que negociar un alto el fuego y una retirada ulterior, y a la que siempre había menospreciado calificándola como un gropúsculo de simples «terroristas extranjeros» y/o ex-baazistas.

Aquella fue la primera vez que los mandos estadounidenses reconocieron oficialmente el fenómeno de la resistencia iraquí.

Se va preparando un nuevo asedio

Durante los meses siguientes, EEUU se esforzó en sofocar las revueltas de la primavera al tiempo que no dejaba de vigilar Faluya.

Fuentes de la inteligencia militar comenzaban a difundir la noticia de que el ya fallecido Al Zarqawi se ocultaba en la ciudad (afirmación ésta ampliamente cuestionada y nunca demostrada) y de que era allí donde se habían llevado a cabo gran parte de los secuestros y ejecuciones de contratistas y extranjeros.

Mientras, los bombardeos y las incursiones puntuales de las tropas estadounidenses sobre la ciudad continuaban, causando decenas de muertos más. Por su parte, la brigada iraquí al mando de Faluya fue finalmente disuelta durante el verano, por su incompetencia y porque varios de sus miembros se pasaban sistemáticamente a la insurgencia.

A comienzos de otoño del 2004 el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, admitía que los insurgentes controlaban «territorios significativos» del país, y el Pentágono desataba una nueva oleada de ofensivas: En septiembre, fue conquistada y arrasada la ciudad de Tal Afar (de 150.000 habitantes) que según los mandos estadounidenses servía como santuario de acogida a los voluntarios árabes y musulmanes provenientes de Siria. El 1 de octubre, 3.000 soldados estadounidenses asaltaban Samarra (de 200.000 habitantes) apoyados por 2.000 efectivos iraquíes.

Quedaba por escarmentar la problemtica Faluya…


Ruinas en Faluya

Comentarios»

1. Los asedios de Faluya: el asalto final « Recodo Inquieto - 20 diciembre, 2006

[…] (Viene de antes: Los asedios de Faluya: el primer asedio) […]


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